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La miel: el antiséptico más dulce
Miguel Vásquez Alvarez

¿Cómo ves?
Siglos antes del descubrimiento de las bacterias como agentes causantes de enfermedades en la antigua Grecia ya se usaba uno de los antisépticos más dulces que utilizamos hoy: la miel.
Este delicioso remedio, por rudimentario que parezca, se emplea para favorecer la cicatrización y controlar ciertas infecciones provocadas por heridas, escaras y úlceras. Es particularmente eficaz cuando el paciente presenta resistencia a la terapéutica antimicrobiana convencional.
Los antibióticos actúan interfiriendo con la reproducción o el metabolismo de las bacterias. La miel, por su alta concentración de glúcidos y el peróxido de hidrógeno liberado por enzimas que añaden las abejas durante su fabricación, también inhibe el crecimiento bacteriano.
“Las ciencias tienen amargas las raíces, pero muy dulces los frutos”, decía el filósofo griego Aristóteles. Esto puede aplicarse a la miel, tanto por su gusto dulce como por sus invaluables aplicaciones terapéuticas.
Miguel Vásquez Alvarez
Médico interno de pregrado
Facultad de Medicina
Universidad Autónoma del Estado de México