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El rey de los colores

Alfonso Abraham Villa Figueroa

¿Cómo ves?

Si no hubiera colores perderíamos muchas opciones de comunicación, pero no sólo eso: los colores tienen efectos sobre nuestro organismo, la mayoría de los cuales no percibimos conscientemente. Por ejemplo, ¿por qué son amarillas las líneas de señalización de las carreteras y otras señales? Porque el amarillo es el color que mejor distinguimos en la oscuridad. Otro ejemplo: al parecer, comer en platos o manteles azules reduce el hambre, quizá porque hay pocas cosas comestibles en la naturaleza que sean de ese color. El marrón funcionaría al revés: provocar hambre porque muchos alimentos, como el chocolate, el café y el pan, tienen esa tonalidad.

El color rojo es el color de la sangre. Por eso a los primeros humanos les parecía signo de peligro. También hay muchas emociones que provocan rubor. Así, el color rojo se asoció con conceptos como guerra, peligro, amor, pasión. Cuando vemos rojo se activa en nuestro cerebro la corteza frontal derecha, área asociada a las emociones y al instinto. Hay estudios que demuestran que este color aumenta el ritmo cardiaco. Se dice que los deportistas que usan uniformes rojos inhiben a sus adversarios. Los productos en empaques rojos se venden mejor. Con razón el escritor argentino Jorge Luis Borges afirmaba que el rojo es el rey de los colores.

Ahora ya sabes de qué color vestirte para un debate o qué vajilla utilizar si quieres comer menos.