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¡Un superhéroe de escasas micras!

José Luis Tlachi-López

¿Cómo ves?

Probablemente al escuchar la palabra “superhéroe” pensamos en aquellos personajes con capacidades superiores a las del ser humano y que podemos conocer en los cómics y en el cine. Sin embargo, durante una estancia de investigación logré conocer a un superhéroe en el laboratorio de biología de la reproducción animal y humana, constituido de tres partes: una cabeza que contiene las enzimas necesarias para llevar a cabo su función y la mitad de carga genética que será transmitida a la siguiente progenie, un cuello muy corto con las mitocondrias que le proveen energía durante su movimiento, y un flagelo o cola cuya función es darle dirección durante su desplazamiento.

A pesar de su tamaño microscópico —60 a 80 μm—, de él depende la formación del cigoto, la célula resultante de la unión de un espermatozoide y un óvulo, y posteriormente del embrión, la etapa inicial del desarrollo del feto, entre otras funciones. Además es capaz de recorrer grandes distancias de ocho a 12 cm —que varían según la longitud del útero de la especie de la que se trate— en poco tiempo, en un medio hostil y con un suministro de energía para escasas 24 horas, todo con el fin de cumplir el importante objetivo de la fertilización.