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Mis primeras experiencias científicas
Johana Itzel Ramos
¿Cómo ves?
Cuando tenía alrededor de 11 años pedí de regalo de reyes un juego de química y un microscopio Mi alegría. Me la pasé capturando hormigas y gusanos peludos y metiéndolos en frascos para examinarlos al microscopio. Era tanta mi curiosidad que examiné hasta mis mocos para ver si, como decía mi mamá, tenían gusanos; y observé las garrapatas que le quitaba a mis perros, y las pulgas. Observé muchas cosas pero no lograba ver mucho porque el microscopio era de refracción y la luz no siempre era la mejor.
Un día vi una caja que decía “cubreobjetos” y me pregunté qué serían. Cuando la abrí vi que eran una especie de calcomanías, y pensé que eran para cubrir las lentes del microscopio así que comencé a pegarlos por todos lados. Fue hace poco que descubrí para qué sirven.
Con mi juego de química fue otro rollo. Una noche llegó mi hermano mayor algo borracho y al otro día tenía cruda. Entonces mezclé sulfato de sodio, bicarbonato de sodio y en general todo lo que decía sodio y le hice una sal de uvas casera. Eso fue lo que le dije para que fuera mi conejillo de indias, y por la tarde el pobre tuvo retortijones estomacales y diarrea.
También recuerdo que cuando se terminó la mecha de la vela que venía en el juego de química se me hizo fácil utilizar la estufa. Fue entonces que quemé un tubo de ensayo, rompí otro con un clavo al hacer uno de los experimentos.
Cuando eres niño la curiosidad científica te lleva a hacer locuras, pero sé que muy pronto tendré un laboratorio de verdad para experimentar y explorar, aunque esta vez será con mayor responsabilidad.
Johana Itzel Ramos Galguera
Centro de Bachillerato Tecnológico
San Pedro Pochutla, Oaxaca