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Valiosos colaboradores de la ciencia
José Manuel López Vásquez
Ilustración: Carla García
“No uses loción, no hagas ruido”, me dijeron antes de entrar al bioterio del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM. Se trata de un lugar especializado en la crianza, reproducción y mantenimiento de animales de laboratorio con los que muchos investigadores realizan experimentos. Ahí estaba yo, con un cambio de ropa, un traje estéril de protección, pluma y papel; la misión era hacer un reportaje sobre los animales que viven en el bioterio.
¿Para qué se utilizan? Ya lo sabía: ahí, con equipos especializados y en condiciones ambientales controladas, se investiga con animales mientras se satisfacen todos sus requerimientos fisiológicos y de comportamiento. Sé que grandes avances de la farmacéutica y de la medicina son posibles gracias a la similitud fisiológica que comparten sus órganos con los nuestros. Me informé, investigué y pude entender que el progreso científico y biotecnológico se debe mucho a estos experimentos. Afortunadamente, las consecuencias bioéticas del uso de modelos animales en investigación, es decir, la relación ética que tenemos con las diferentes formas de vida, es hoy un tema importante en los centros universitarios donde se lleva a cabo la labor científica, pues hacen evidente el dilema entre el beneficio para el humano, el daño potencial para el animal y el proceso exitoso de investigaciones.
También me pareció importante la existencia en México de un marco legal sobre los aspectos de producción, vida y muerte de animales de laboratorio para mejorar su bienestar en condiciones dignas y que, por el bien de la ciencia y de esos animalitos, al no ponerme loción evitaría estimularlos y arruinar un experimento. Toda forma de vida es valiosa, debe ser respetada y protegida. Ellos hacen mucho por nosotros y es justo que aprendamos a retribuirlo.
José Manuel López Vásquez
Estudiante de la maestría en Ciencias Biológicas
Universidad Autónoma de Tlaxcala