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Vivas son valiosas
Miguel Ángel Morales L.
“¡Son más útiles las piedras!”, dijo mi padre cuando la aplastó. Yo era un niño entonces y ahora me doy cuenta del error, la ceguera de aquella sentencia. Desafortunadamente en nuestra cultura las moscas son para muchos sinónimo de enfermedad, pobreza y putrefacción. ¿Para qué podrían servir?
En Las moscas, el filósofo y escritor francés Jean Paul Sartre muestra los repulsivos deseos de venganza de los protagonistas, solo comparables con esos insectos. Yo, aquí, sostengo lo contrario: las moscas son valiosas, como cualquier otro ser vivo. Además de zumbar, de posarse en nuestros platos y de propagar enfermedades, cumplen servicios esenciales en la naturaleza: polinizan plantas (por ejemplo el cacao), desintegran materia orgánica en descomposición (cadáveres y desechos de alcantarillas) y son alimento de otros animales (como el camaleón).
Imaginemos un mundo sin moscas. ¿Qué ocurriría con la producción de chocolate, los desechos biológicos, los cadáveres de muchos animales y la población de camaleones? Como en muchas de las alteraciones a los ecosistemas, habría consecuencias ecológicas negativas.
Recuerdo la sonrisa y satisfacción de mi padre al matar una mosca, y siento pena. Quizá la próxima vez que mates una, te acuerdes de estas consideraciones y a lo mejor —no sé— pienses un poco antes de aplastarla.
Miguel Ángel Morales López
Ingeniería agroindustrial Torreón, Coahuila