13 de marzo de 2025 13 / 03 / 2025

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Urbanos y galileos

Josué Naim Fernández Matamoros

Ilustración: Carla García

Se acepta comúnmente que las dos cualidades principales del divulgador de la ciencia son el pleno conocimiento de su área disciplinar y la sensibilidad y soltura para divulgar estos temas. Es decir, el conocimiento y las habilidades comunicativas suficientes para compartir con los otros aquello que sabe.

En 1632 ambos elementos se conjugaron en la obra que constituye uno de los antecedentes más remotos, pero también más acabados, de la moderna divulgación de la ciencia: los Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo de Galileo Galilei, cuyo propósito original, la defensa del heliocentrismo, no ha sido lo único por lo que el texto resulta un hito en la historia del quehacer divulgativo.

Defender que la Tierra es un planeta más, y que junto con los otros gira en torno al Sol y no al revés, aunque significó un desafío frontal a la tradición cristiana no constituyó la causa principal para que Galileo se ganara la censura papal definitiva. A ello se sumaron la ironía con la que presentó ejemplos basados en la razón, la vida cotidiana y la experimentación, con los cuales puso en evidencia la poca o nula solidez de los argumentos previos, y la lengua en la que se escribió el texto. Que la obra se escribiera en italiano y no en latín representó otro desafío a la autoridad del papa Urbano Viii, pues significó la apertura de una parte de la ciencia a públicos menos elitistas y más amplios de la población.

Han pasado casi 400 años desde la publicación de Galileo y persisten los obstáculos a los que se enfrentan la ciencia y su divulgación debido a múltiples factores, como la falta de compromiso de los gobiernos con la ciencia y de los propios divulgadores con la sociedad, y a prácticas comunes como la de confundir la “difusión” y la “divulgación”, erigiéndose como los modernos “Urbanos” al interponerse entre la ciencia y quienes deberían ser sus principales beneficiarios.

Afortunadamente, en cada generación también surgen los nuevos herederos de Galileo, modernos divulgadores que se forman y perfeccionan en el oficio, y se comprometen con sus materias y públicos objetivo, perpetuando el legado de sus predecesores al hacer partícipes de los frutos de la ciencia y la tecnología a las más amplias colectividades.

Josué Naim Fernández Matamoros
Estudiante de la licenciatura en psicología
Facultad de Psicología, unam

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