Aquí estamos 36

¿Y ahora qué sigue?

Después del 11 de septiembre no podemos ser los mismos pues a pesar de no vivir en los Estados Unidos y no haber sido afectados directamente, todos los que vivimos en este planeta de alguna manera nos sentimos agredidos por los acontecimientos sucedidos en la ciudad de Nueva York. Muchas cosas han cambiado. De todas ellas, quizá lo que ahora más nos preocupa es el cambio en la concepción de la guerra y dentro de ésta el uso de armas nunca antes utilizadas a nivel masivo: me refiero a las armas biológicas.

Hay mucha desinformación y confusión al respecto. ¿Qué y cuáles son, en qué consisten, cómo se usan y, sobre todo, existe alguna forma o antídoto para contrarrestarlas?

Para saberlo, me puse a leer y encontré que un arma biológica consiste en la utilización de ciertos microorganismos que causan enfermedades. Los microorganismos elegidos pueden cultivarse en grandes cantidades, suelen ser muy infecciosos y de fácil dispersión, además de ser estables en el ambiente.

En el Manual de la Organización del Tratado del Atlántico Norte se mencionan 31 microorganismos que pueden ser utilizados como armas biológicas, entre los cuales están el ébola, el ántrax, la peste, la encefalitis equina venezolana, el botulismo, la tularemia, el tifus, la fiebre Q y la viruela. La manera más sencilla de transmitir estas enfermedades podría ser contaminando las fuentes de agua o alimentación.

Por lo anterior es conveniente que todos absolutamente todos nos informemos sobre las armas biológicas y que nuestros médicos y autoridades sepan actuar a tiempo. Lo importante aquí y ahora es evitar dejarnos llevar por los rumores y obtener información por medios confiables y de los especialistas en la materia.

Gabriela Flores López
Tercero de preparatoria, Colegio de Ciencias y Humanidades,
plantel Vallejo, UNAM