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Réquiem por los héroes
Armando del Valle
¿Cómo ves?
Con la muerte del actor Christopher Reeve, el Superman del cine, la discusión sobre la investigación en células madre (también llamadas células troncales) ha perdido a uno de sus más conocidos protagonistas. El actor convirtió en la misión de su vida el convencer a los políticos de las ventajas de continuar las investigaciones con células madre para la cura de muchas enfermedades. Guardaba esperanzas de mejorar en alguna medida su condición de parálisis casi total, causada por un accidente.
La prohibición en los Estados Unidos para investigar sobre células madre con fines terapéuticos ha generado acaloradas discusiones. El centro de la controversia era en buena parte que la única fuente de las células madre en ese momento eran embriones humanos. No se extraían de bebés o de abortos; se obtenían en clínicas de fertilidad, de embriones cuyos donadores rechazaban llevarlos hasta el embarazo. Otros investigadores han intentado utilizar células madre de adultos, pero es mucho más difícil obtener resultados con ellas que con las embrionarias.
La controversia sigue y la historia continúa; no se parece a aquellas de los héroes de la infancia. Las vacunas y los microbiólogos ya no son materia de heroicas batallas. Hoy es la ética profesional y no los ojos con visión de rayos X, los institutos de investigación y no las guaridas secretas, las batas blancas y no los trajes estrambóticos, la divulgación de la ciencia y no los discursos, los que dan la batalla por hacer del público un cómplice que reconoce en la ciencia a una aliada. Aunque siempre extrañaremos a los héroes de la infancia, recordándonos lo conveniente de continuar con la investigación.
Armando del Valle
Alumno de la Maestría en Filosofía de la Ciencia
Instituto de Investigaciones Filosóficas y Dirección General de
Divulgación de la Ciencia, UNAM