Celebración del murciélago*
Rodrigo A. Medellín y Clementina Equihua Z
Foto: R. A. Medellín
Bajo los tibios crepúsculos de las selvas tropicales de hace más de 50 millones de años, los primeros murciélagos comenzaron a volar. Esto ocurrió a partir de un grupo de musarañas arborícolas, que a fuerza de adaptarse y brincar y planear cada vez más lejos, desarrollaron en las manos unos dedos larguísimos cubiertos de membranas; eran alas que originalmente no servían para el vuelo en sentido estricto, pero finalmente lo lograron.
Los murciélagos se han diversificado muy ampliamente hasta convertirse en uno de los grupos de vertebrados nocturnos más exitosos. El orden Chiroptera, al que pertenecen estos animales, es uno de los más diversos entre los mamíferos, sólo después del grupo de los roedores. En el mundo existen más de 1 250 especies de murciélagos y en México casi 140.
Los murciélagos viven en todos los continentes y ecosistemas del mundo, con excepción de los polos; se alimentan de prácticamente todos los tipos de comida que pueda haber en sus ecosistemas y su anatomía y morfología reflejan también esta impresionante diversificación. Por ejemplo, en los murciélagos polinívoros el rostro se ha hecho más alargado y en los piscívoros las garras son muy grandes, curvadas y fuertes, como anzuelos. Como conquistadores de los cielos nocturnos, encontraron el nicho ecológico para consumir una gran variedad de alimentos; esto significa que no había más animales que consumieran el mismo tipo de comida a la misma hora del día. Debido a esta falta de competencia, en los murciélagos evolucionó la capacidad de consumir desde frutas, néctar y polen a insectos, peces, aves y pequeños mamíferos e incluso sangre, aunque la gran mayoría, unas tres de cada cuatro especies, se alimentan de insectos.
Foto: Brian Boyle, cortesía del Royal Ontario Museum, Canadá.
Onychonycteris finneyi es un fósil descubierto en 2003, se trata del murciélago más primitivo que se conoce. Es único entre los murciélagos porque todavía mantiene garras en los cinco dedos de las alas. Por los huesos de las extremidades superiores se sabe que planeaba y posiblemente empezaba a volar, y su cráneo indica que no tenía la capacidad de ecolocalización. Ésta es una forma de orientación que usan los murciélagos, los delfines y otros animales; se basa en ondas de sonido emitidas por estos animales que al chocar con objetos como paredes, insectos o vegetación, producen un eco que los animales perciben y con ello ajustan su trayectoria, ya sea para atrapar a sus presas o evitar obstáculos.
El papel de los murciélagos es fundamental para mantener la salud de los ecosistemas de los que dependemos, y también proporcionan beneficios directos que mejoran la calidad de nuestra vida diaria. Por ejemplo, en las selvas de México nuestra investigación ha demostrado que los murciélagos promueven la regeneración de las selvas al dispersar las semillas de las plantas pioneras que se encargan de iniciar el proceso de recuperación. Asimismo, muchas frutas que consumimos, como zapotes, chicozapotes, guayabas y pitayas, entre otras, dependen de los murciélagos para dispersar sus semillas. Los cactos columnares, tan característicos de los desiertos mexicanos, desaparecerían de estos clásicos paisajes si no fuera porque muchos murciélagos polinizan sus flores, asegurando así su reproducción sexual. Los murciélagos dispersan sobre grandes extensiones las semillas de sus frutos, lo que asegura que los cactos puedan reemplazarse a sí mismos y se extienda su distribución y abundancia.
Foto: M. Tschapka.
Diversos cactos columnares, los magueyes y una gran variedad de plantas como el casahuate, dependen de los murciélagos para su polinización. Muchos de estos animales tienen largas lenguas con las que alcanzan el néctar del fondo de las flores. Mientras tanto, el polen cubre sus cabezas y así llevan el polen de flor en flor.
Los magueyes y agaves, también muy típicos de nuestro país y cuya importancia económica es inmensa —de ellos se obtienen el pulque, el mezcal, el tequila, los gusanos de maguey y hasta las pencas para envolver la tradicional barbacoa y la cutícula de las hojas de agave para cubrir los mixiotes—, tienen una estrecha relación con los murciélagos. Las inflorescencias de estas plantas crecen en una columna o quiote muy alto, y las flores aparecen en ramas cortas que exponen las flores al aire nocturno, de manera que sólo los murciélagos tienen acceso a ellas. Durante cada visita, los murciélagos se alimentan de su néctar y al hacerlo se cubren de polen que llevan a otras flores. Es decir, los murciélagos hacen lo mismo que los colibríes que vemos durante el día, pero en las horas de oscuridad. Otras especies de plantas también dependen de los murciélagos para su polinización, como las ceibas, las clavellinas y hasta el árbol de la madera de balsa con la que se hacen los avioncitos de juguete.
Foto: R. A. Medellín.
Dada su gran diversidad ecológica, hay especies de murciélagos que se refugian en árboles huecos y entre la vegetación. En las selvas de Costa Rica el murciélago blanco, Ectophylla alba, construye "tiendas de campaña" que le servirán de refugio durante varias semanas. Los machos y las hembras mordisquean la lámina de una hoja de platanillo en la parte cercana a la nervadura central; la lámina cae formando una tienda que los protege del Sol y de la lluvia.
Como mencionamos, tres cuartas partes de los murciélagos se alimentan de insectos, lo que los convierte en aliados de los humanos porque controlan las plagas de la agricultura, los mosquitos y otras más. Nuestro equipo ha estimado que tan sólo en los estados fronterizos del norte de México habitan unos 30 millones de murciélagos guaneros o de cola libre, y cada millón destruye 10 toneladas de insectos cada noche, la mayoría de los cuales son plagas para la agricultura. Si perdiéramos estas poblaciones de murciélagos, nuestras cosechas sufrirían graves daños. Los agricultores de todo México se benefician porque millones de murciélagos destruyen toneladas de insectos cada noche, insectos que de otra manera atacarían cultivos como el maíz, el algodón, el frijol, el jitomate, la soya y el chile, entre otros. Los insecticidas no sustituyen el trabajo de los murciélagos, los insectos se hacen resistentes a cada aplicación de agroquímicos; estos últimos, además, contaminan el ambiente y los productos agrícolas que consumimos.
Foto: A. Menchaca.
En las selvas tropicales los murciélagos frugívoros son responsables de dispersar la mayoría de las plantas pioneras que hacen que la selva se regenere.
Foto: B. Rodríguez Herrera.
Debido a que sufren agresiones de los seres humanos y a que su hábitat está siendo destruido a gran velocidad, varias especies de murciélagos se encuentran en peligro de extinción. El pequeño murciélago de cabeza plana Myotis planiceps se creyó extinto por décadas. En 2004 nuestro equipo lo descubrió vivo en Coahuila y Nuevo León, y actualmente es objeto de un programa de recuperación.
Los murciélagos sufren de una mala reputación injusta e inmerecida, resultado de siglos de asociarlos con el diablo o con los vampiros, acusándolos de ser animales sucios y sedientos de sangre. Es cierto que, como con cualquier animal silvestre, debemos respetar a los murciélagos y mantener nuestra distancia de ellos, así evitamos que al defenderse nos puedan morder o que por alguna ocasional enfermedad nos infecten, pero esos riesgos son mínimos, verdaderamente casi inmedibles, comparados con los beneficios que recibimos de ellos día con día, año con año. No obstante, los destruimos injustificadamente en sus cuevas, sus hábitats y hasta los agredimos directamente cuando se presenta la oportunidad. Es importante reconocer la invaluable función ecológica de estos animales y por ello la Convención de Especies Migratorias del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Acuerdo sobre la Conservación de Poblaciones de Murciélagos Europeos (EUROBATS) se unieron para celebrar el Año Internacional del Murciélago, que de hecho abarca dos años: 2011 y 2012.
El Instituto de Ecología de la UNAM y el Programa para la Conservación de los Murciélagos de México, junto con muchas otras instituciones de todo el mundo, participan en esta celebración con el fin de llamar la atención a nivel mundial sobre la importancia de estos animales para la supervivencia de los ecosistemas terrestres en donde habitan. Invitamos a los lectores de ¿Cómo ves? a promover una buena imagen de los murciélagos y a celebrar y agradecer los beneficios que recibimos de ellos. Es lo menos que podemos hacer: mientras nosotros dormimos ellos contribuyen a mantener la salud de los ecosistemas de los que dependemos.
Foto: A. Menchaca.
La hoja nasal de Chrotopterus auritus y otros murciélagos de esta familia es tejido dérmico que crece por encima del hocico. El murciélago la utiliza para modular y direccionar el sonar que le permite localizar a sus presas. Ch. auritus come vertebrados pequeños.
Foto: R. A. Medellín.
El murciélago Thyroptera tricolor ha encontrado una manera particular de refugiarse: aprovecha las hojas jóvenes de platanillo que aún están enrolladas; el animal se sostiene de la parte interna de la hoja por medio de unas ventosas que tiene en los extremos de sus alas.
Foto: R. A. Medellín.
Muchos murciélagos se refugian en cuevas. Las hembras de algunas especies dejan a sus crías en grandes grupos en la cueva mientras ellas van en busca de comida. En algunas especies, cuando las mamás regresan a la cueva escuchan el llamado de los pequeños, aterrizan entre un grupo de ellos cercano a donde escucharon el propio y luego lo localizan con el olfato.
Foto: B. Rodríguez Herrera.
Los murciélagos varían mucho morfológicamente. Las grandes orejas de este Idionycteris phyllotis le permiten escuchar los pasos de las arañas e insectos que caminan sobre la hojarasca del suelo. Cuando los localiza se lanza sobre ellos atrapándolos en un instante.
Foto: R. A. Medellín.
Al atardecer muchos cielos de México se llenan de murciélagos. La cueva conocida como El volcán de los murciélagos, en Campeche, alberga cientos de miles de murciélagos insectívoros que emergen como de un volcán en erupción.
Foto: A. Menchaca.
De las más de 1 200 especies de murciélagos que existen en el mundo, sólo tres se alimentan de sangre. Los murciélagos vampiros son originarios de las selvas tropicales de América. Originalmente se alimentaban de la sangre de animales silvestres pero con la destrucción de las selvas para convertirlas en pastura para el ganado, han hecho de la sangre de los animales domésticos su principal alimento.
Foto: M. Tschapka.
Los murciélagos pescadores viven en algunas costas y ríos de México. Myotis vivesi habita en el Golfo de California; con sus garras draga la superficie del agua al mismo tiempo que emite sonido con su boca buscando detectar cualquier irregularidad que ocasione un pez en la superficie del agua.
Rodrigo Medellín es investigador del Instituto de Ecología, UNAM. Durante más de 30 años ha trabajado en conservación y ecología de mamíferos. Ha recibido diversos reconocimientos nacionales e internacionales y ha producido más de 130 publicaciones. El PNUMA lo designó embajador del año de los murciélagos.
Clementina Equihua Z. es doctora en ecología vegetal y divulgadora de la ciencia. Actualmente trabaja en diversos proyectos de divulgación para el Instituto de Ecología de la UNAM.