De entrada 147
Estrella Burgos
¡El amor, ay, el amor! Lo gozamos, lo sufrimos, lo anhelamos. Y este es el mes amoroso por excelencia, cuando las parejas intercambian regalos y tarjetas el día de San Valentín. Desde hace siglos, los grandes escritores han esclarecido las emociones amorosas, y los músicos y los pintores las han representado. La incursión de los científicos, en cambio, es relativamente reciente, pero no es poco lo que tienen que decir sobre el amor. Entre otras cosas, han logrado explicar por qué el enamoramiento es un tumulto emotivo que nos altera por completo, qué son esas “mariposas en el estómago” que lo acompañan y qué tiene de cierto el antiguo dicho “el amor es ciego”. Además del amor de pareja, la ciencia se ha adentrado también en el amor filial; en lo que hace, por ejemplo, que una madre o un padre se sientan embelesados por sus vástagos. En el artículo de portada, Ignacio Camacho-Arroyo hace un recorrido por lo que la ciencia, y en particular la biología, ha encontrado acerca del amor. Es un sentimiento que radica en el cerebro, no en el corazón, y lo regulan mensajeros químicos: hormonas y neurotransmisores que nos llevan a la locura amorosa o la desolación del desamor. Camacho-Arroyo recorre también temas como la fidelidad o si el amor puede ser para siempre. Como sea, deseamos a nuestros lectores un 14 de febrero muy amoroso, en pareja o en familia, y con el indispensable afecto de los amigos.
Aunque la antigua ciudad maya de Palenque, en Chiapas, ha sido objeto de estudio por muchos años, todavía guarda secretos y quedan muchas áreas por explorar. Una investigación reciente ha revelado un aspecto nuevo sobre los materiales con los que se construyó esa ciudad. Sus autores —un grupo de arqueólogos, paleontólogos y físicos— exponen aquí la identificación de fósiles presentes en el estuco que recubre los muros de Palenque y lo que esto añade al conocimiento de la civilización maya.
Miguel Rubio Godoy vuelve a estas páginas con un texto sobre las ballenas para contar lo que se sabe de su evolución. Charles Darwin se imaginó que el ancestro terrestre de estos mamíferos marinos pudo haber sido un oso polar; pero, aunque no resultó así, la idea de Darwin tenía mucho sentido y Rubio explica la razón, además de darnos la verdadera identidad, muy sorprendente, de ese ancestro.
En la sección “Así fue”, Gloria Valek narra la vida de Leopoldo Río de la Loza, personaje esencial en la historia de la química en México. Experto en superar la adversidad, Río de la Loza fue además un médico que hizo mucho por mejorar el sistema de salud del país.
Completa la presente edición un artículo que, desde Argentina, escribe Marcela Riccillo sobre la cirugía robótica. Cómo funciona, qué ventajas tiene para médicos y pacientes, y cuánto ha avanzado esta tecnología es lo que ella aborda en un relato que nos prepara para los quirófanos del futuro.