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Estrella Burgos
El 9 de marzo de 2011, en su discurso de ingreso a El Colegio Nacional, el prestigiado neurofisiólogo Ranulfo Romo señaló: “Es verdaderamente fascinante poder observar dónde y cómo en el cerebro las sensaciones se convierten en memorias, percepciones y en toma de decisiones”. Detrás de esta frase hay un trabajo de investigación de muchos años de Romo y sus colaboradores en el Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, un trabajo pionero cuyos frutos son los sorprendentes hallazgos de los que da cuenta Verónica Guerrero en el reportaje de portada. Son hallazgos qué contribuyen de manera significativa a comprender el funcionamiento del sistema más complejo que conocemos: el cerebro humano. En “El fin del mundo es para después”, Sergio de Régules se adentra en el conocimiento de los antiguos mayas para exponer por qué la idea de que ellos profetizaron el fin del mundo para finales de este año carece por completo de sustento. Y nos dice, en cambio, lo que los mayistas de verdad han encontrado en sus estudios del calendario maya.
La nueva superestrella de los nanomateriales bien puede ser el grafeno, una de las formas del carbono, nos dicen los Murray en un texto que cuenta por qué este material de increíble resistencia y flexibilidad pronto podría ser parte de aparatos de televisión, teléfonos celulares, baterías de computadoras y láseres, entre otras aplicaciones.
En la sección “Así fue” Laura Furlan y Rafael Martínez escriben sobre los enigmas y acertijos de Galileo Galilei, que encerraban algunos de sus hallazgos astronómicos y representaban un desafío para otros académicos, entre ellos Johannes Kepler. Entre la ciencia y la literatura, eran tanto “un reto intelectual como un divertimento”, señalan Furlan y Martínez. Un divertimento que vino a cambiar enormemente las ideas sobre el Universo.
Completa esta edición un artículo de María Genoveva González-Morán que explora las teorías sobre el envejecimiento a partir del conocimiento de las células; son teorías que van desde el papel de los genes hasta el de nuestros hábitos. Todas ellas hacen aportaciones para comprender un proceso que no es posible evitar y además es indispensable para la conservación de nuestra especie.