Ojo de mosca 10
Ciencia vs. ciencia ficción
Martín Bonfil Olivera
Hay algo que no me gustó en Episodio 1. No se trata de la película en sí: es emocionante, la acción no cesa y los efectos especiales (sobre todo los de sonido) son impresionantes. Lo que pasa es que, contra todo lo razonable, esperaba una cinta de ciencia ficción. Claro, estamos hablando de una película donde aparecen robots, rayos mortíferos, naves espaciales, planetas exóticos poblados de seres todavía más exóticos y espadas láser. Parece ser lo más “ciencia-ficticio” que se pudiera imaginar. Si eso no es ciencia ficción, ¿entonces, qué?
Para empezar, algo como Matrix, por ejemplo. Una cinta donde hay un mundo creíble, verosímil (es decir, similar a lo verdadero). Con una trama que no se saca soluciones de la manga (deus ex machina, como decían los antiguos griegos... para que no digan que esta columna no es culta). O como Abre los ojos, película española que demostró que no es necesario contar con mucho dinero ni grandes efectos especiales (de hecho los que tiene son muy malos) para contar una historia fantástica en la que la trama tiene bases reales y sobre todo, lo más importante: la ciencia es parte necesaria y fundamental de la misma.
Normalmente nadie confunde a la ciencia ficción con la ciencia real. Pero, por el contrario, es común confundir cosas que parecen ciencia ficción con la verdadera ciencia ficción. Entre los géneros que más fácilmente se prestan a confusión está el llamado “fantasía”: historias en las que aparecen princesas, dragones y magos mezclados con naves espaciales, planetas lejanos y robots. Aunque hay muchas novelas de este tipo en las que se respetan los requerimientos de la ciencia ficción respecto a la fidelidad de los conceptos científicos, se incluyen elementos totalmente ajenos a una visión científica del mundo. La serie de películas de La guerra de las galaxias –aunque la magia esté disfrazada de “fuerza” y las princesas sean chicas de acción– corresponde más a la fantasía que a la ciencia ficción.
Otro aspecto curioso es que la ciencia ficción a veces parece predecir los avances científicos. En ocasiones esto es sencillo, como cuando los autores de los años cincuenta predecían la llegada del hombre a la Luna. Otros casos parecen casi paranormales, como las asombrosas predicciones de Julio Verne acerca de los cohetes espaciales, los submarinos y otros inventos. Aunque, como siempre, basta con rascar un poco para encontrar una explicación, que en este caso es la gran cantidad de información que Verne poseía respecto a los avances tecnológicos de su época, aunada a su gran inteligencia y creatividad. Todo ello le permitió hacer conjeturas inteligentes que resultaron muy acertadas. Finalmente por esto es tan interesante la ciencia ficción: nos da la oportunidad de asomarnos al futuro por una ventana imaginaria y ver cómo podrían ser las cosas en un mundo parecido al nuestro o un futuro cercano.
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