Ojo de mosca 163
Antinatural
Martín Bonfil Olivera
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Si lo sobrenatural es lo que está más allá de la naturaleza, lo antinatural sería lo que va contra ella.
Pero, ¿qué es ir contra la naturaleza? La muerte podría considerarse contraria a la naturaleza biológica. Y sin embargo, forma parte del ciclo natural de la vida. Podríamos precisar y calificar de "antinatural" a la muerte no natural, como el asesinato. Pero aquí entramos en juicios éticos que no dependen ya de la naturaleza, sino de convenciones humanas. Y hay muchas ocasiones en que la sociedad misma aprueba privar de la vida a seres humanos: en las guerras, en el combate al crimen o en los países donde existe la pena de muerte.
Antinatural podría ser, entonces, destruir la naturaleza. La contaminación, la desforestación, la extinción de especies debida a la actividad humana y otras alteraciones de la biósfera podrían considerarse antinaturales. Y en cierto modo lo son.
Pero no es ese el sentido con el que normalmente se usa la palabra. "Contrario al orden de la naturaleza", define la Real Academia y muestra así la suposición escondida detrás del término: que existe un orden en el mundo natural, un proyecto, unas "leyes" escritas… ¿dónde?
El matrimonio entre personas de diferente color de piel, o del mismo sexo; los derechos civiles para mujeres, o para negros; los plenos derechos humanos para personas con capacidades diferentes… todos, en algún momento a lo largo de la historia —algunos todavía hoy— han sido considerados "contrarios al orden de la naturaleza".
Y es que el adjetivo "antinatural", más que referirse a procesos del mundo que nos rodea, se ha usado para descalificar y condenar lo que ciertos grupos, en ciertas épocas y lugares, basándose en ciertas ideologías, consideran contrario a un supuesto "orden natural" que no existe más que en las mentes humanas.
El avance científico también ha sido bloqueado, o al menos obstaculizado, por la idea de un orden natural que no debe ser violado. Las autopsias para investigar la anatomía humana, los trasplantes y transfusiones, el uso del telescopio para estudiar los astros, y el afán mismo de saber, de entender la naturaleza, han sido condenados, en distintos momentos, como "antinaturales".
Pero más que leyes absolutas dictadas por algún dios, son los juicios humanos, a veces justificados —como el que se opone al sufrimiento animal— y a veces basados en el dogma y el prejuicio, los que nos hacen etiquetar algo como "antinatural".
Nada en el mundo natural es contrario a la naturaleza. Y la curiosidad humana es parte de ella. Usar el conocimiento que obtenemos gracias a esa curiosidad para cuidar el ambiente y mejorar la sociedad es lo más natural que podemos hacer.
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