¿Quién es? 124

Fátima Fernández Christlieb

Verónica Guerrero Mothelet

Foto: Ernesto Navarrete

La complejidad de la comunicación humana

Conversar con Fátima Fernández Christlieb invita a sonreír, a recuperar la capacidad de asombro... a comunicarse. Porque, al fin comunicóloga, con doctorado en sociología, el mayor interés de esta investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, es la comunicación entre individuos, o lo que se conoce como comunicación intersubjetiva. Ella comenta que elegir una disciplina es como optar por una de muchas puertas al conocimiento: "Una vez dentro, uno se da cuenta de que no deberían existir tantos muros entre las ciencias. Pero ahí están. A veces es posible franquearlos, pero cada vez construimos más obstáculos para acceder a la complejidad de la realidad". Enfrentó por primera vez tal complejidad cuando, aún en preparatoria, se inclinó primero por la filosofía. "Hice el bachillerato en humanidades clásicas, pero antes de la inscripción definitiva a la universidad, cayó en mis manos un catálogo donde aparecía un plan de estudios, que ya no existe, en el que se cursaba filosofía durante 10 semestres, pero además incluía materias como física, estadística, lingüística, psicología, y lo nuevo en aquellos años: medios de información". Atraída por ellos, se volvió comunicóloga.

Esta puerta de entrada la condujo a una especie de crucero, donde confluyen varias disciplinas. Lamentablemente, afirma, "sólo tengo los códigos para transitar una o dos. Las demás están destinadas a quienes eligieron esas rutas desde el principio".

Ahora Fátima, quien fue directora de TV UNAM, se encuentra en el cierre de una etapa y en el comienzo de otra. "Durante décadas trabajé en temas relacionados con los medios de comunicación desde la ciencia política, la historia, la sociología y el derecho". Sin embargo, se percató de que la mayor parte de las escuelas de comunicación, en México y en los países avanzados, se habían lanzado al estudio de la comunicación social, sin adentrarse primero en la comunicación intersubjetiva. ¿Y cómo calcular la influencia de la comunicación masiva, o nacional, sin comprender aquella que surge en el ámbito de lo familiar, de lo más cercano? "Es como poner el buey delante de la carreta", afirma Fátima. Desde entonces, se dedicó, junto con colegas de otras universidades del país, a construir una línea de investigación sobre comunicación humana. "Y en eso estamos", explica.

Fátima considera que el gran reto actual de la investigación en ciencias sociales es encontrar la forma de rescatar avances a los que llegamos en los años 50 o 60 del siglo pasado, y de los que nos desviamos a partir de la influencia de Marshall McLuhan y su enfoque en la televisión. "Pienso en sociólogos, como mi favorito, Norbert Elias", señala. Pero contempla también a Gregory Bateson, y sus esfuerzos colectivos por darle forma a una teoría de la comunicación humana desde la biología, la antropología y la psiquiatría.

Con un entusiasmo contagioso, abunda: "En cuanto a Bateson, me encantaría encontrar entre los biólogos a alguno interesado en sus hipótesis". Ese antropólogo y lingüista británico exponía que los cerebros de los mamíferos son "sistemas resonantes" —como cuando una frecuencia determinada de sonido en una cuerda de guitarra, hace vibrar otra cuerda—, y que, por ello, podían desempeñar un papel importante en la recuperación de información del entorno. "Sería un tema espléndido para una discusión interdisciplinaria", expresa la investigadora. Aunque, agrega, ello requiere un método y un espacio que, desafortunadamente, no están a la vista. "Es una paradoja que mi facultad, estando a unos metros de la de ciencias, resulte tan lejana para estos fines". A pesar de los obstáculos, Fátima disfruta enormemente sus actividades, y se le nota. Autora de varios libros que son referencia obligada en lo que se refiere a la comunicación en México, Fátima fue fundadora y primera presidenta de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación. Sobre su labor docente apunta: "Impartir materias en licenciatura me resulta muy enriquecedor, pues la frescura de quienes inician la carrera es muy estimulante". Añade que, de la investigación, le encanta esa fase en que el agua turbia se despeja, y brota la claridad.

Algunos organismos cuentan con sentido magnético. Esta propiedad la tienen varias especies animales, como las avispas, las abejas, los delfines, las tortugas marinas, las mariposas monarca, algunos peces y algunas aves migratorias.

También hay ejemplos en el mundo microscópico: la bacteria Magnetospirillum magnetotacticum, que se encontró en estanques en Tokio, Japón, tiene unos organelos llamados magnetosomas que producen granos de magnetita (Fe₃O₄). Estos pequeños imanes le ayudan a buscar las condiciones óptimas de oxígeno para desarrollarse.

Otro ejemplo son las palomas y sus imanes de magnetita ubicados en el cráneo. Éstos les ayudan a orientarse usando el campo magnético de la Tierra. Así localizan el lugar donde se criaron. Por eso esta especie se usó en la comunicación. Son las famosas palomas mensajeras.

Cuando algunas ballenas quedan varadas en las playas, se considera que perdieron el sentido de la orientación debido a perturbaciones en el campo geomagnético.

Hay mucho que estudiar al respecto y parece ser un área sumamente prometedora e interesante.

Jhonatan Alejandro Hernández Valdés
Facultad de Química, UNAM