¿Quién es? 167

Ana María López-Colomé

Luis Guillermo Hernández

Foto: Arturo Orta

Curiosidad y entusiasmo por la química

"La vida es química", dice Ana María López-Colomé, "una química aún misteriosa, fascinante, cuyos efectos tocan cada aspecto de nuestras vidas, de la vida de nuestro Universo entero, y lo transmutan, lo reinventan. ¿Cómo funcionan las células? Es química. ¿Qué es el amor? Es química. Todos nuestros padecimientos, nuestras reacciones emocionales, todas las actividades celulares que responden a estímulos que las transforman son reacciones químicas".

Por casi 40 años López-Colomé, doctora en bioquímica por la UNAM y actualmente encargada del área de Neuropatología Celular del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, ha investigado en el fondo de las células, especialmente las que forman la retina. Su objetivo: desentrañar las señales químicas que las estimulan y que nos hacen posible percibir imágenes.

"Cuando estudié biología me sacaba puro 10. Era, como dicen ahora, una nerd, pero no me veía a mí misma dedicada a observar cómo forman es poras los helechos", dice Ana María. "Fue hasta que llevé fisiología vegetal y bioquímica en el penúltimo año de la carrera cuando encontré lo mío". Primero se puso a estudiar las neuronas y posteriormente las celulas llamadas gliales (células del sistema nervioso que mantienen fijas a las neuronas y les dan oxígeno y nutrientes, entre otras funciones). Hoy esta investigadora se ha convertido en una autoridad en el estudio de las células del epitelio pigmentado de la retina. Ana María López-Colomé forma parte de instituciones académicas nacionales e internacionales, así como de los consejos editoriales de revistas especializadas como el Journal of Neuroscience Research y Molecules.

En su mirada se aprecia el entusiasmo cuando habla de sus experimentos con la química de las células, así como de sus hallazgos sobre la mutación celular que da origen a enfermedades que van desde la ceguera hasta el cáncer. Ana María disfruta mucho lo que hace. "¿Cómo no va a ser maravilloso mi trabajo? Ver cómo va dividiéndose una célula, cómo, en determinadas circunstancias, dos células que estaban separadas de repente se juntan. No puede uno dejar de asombrarse ante esa hermosura", dice y parece que los ojos se le llenan de luz.

Sin embargo, lo más emocionante de todo su trabajo es dar rienda suelta a la creatividad. "Mi hermana Pura es poeta, y créame que la creatividad es la misma: consiste en relacionar hechos que aparentemente no tienen nada que ver ni en el tiempo ni en el espacio. Ella les da nuevos sentidos a las palabras y a las frases, yo a las transformaciones de las células", dice López-Colomé, quien en 2002 recibió el Premio Internacional L’Oréal-UNESCO para mujeres de ciencia.

Ana María nunca deja de mover las manos: forma pirámides con los dedos o siluetas de seres microscópicos y confiesa: "soy un poco impaciente".

Cuando le pregunto cómo se transmite la pasión por la ciencia, me ataja: "Se contagia. El estar en contacto con quien de veras gusta de su trabajo, quien se emociona con el resultado de un experimento, te alimenta", dice, aunque cada día es más difícil encontrar gente entusiasmada por las ciencias. Por eso ella misma lleva casi 40 años al frente de las aulas. No quiere desaprovechar la oportunidad de motivar a los jóvenes.

"Soy sumamente curiosa. Quizá ésa sea una de las principales características de los científicos. Querer saber cómo se producen las reacciones químicas en una célula, cómo se propagan. Definitivamente ése es el aspecto más importante". La curiosidad. Y sin duda también esa química maravillosa, todavía inabarcable, que la impulsa y la hace posible.