¿Quién es? 203
Carlos Amador Bedolla
Concepción Salcedo Meza
Foto: Arturo Orta
Entre la química cuántica y la experimentación
Después de 25 años, Carlos Amador ha logrado conjugar la teoría de la química cuántica con la experimentación gracias a un proyecto multidisciplinario, cuya meta es producir energía alternativa a partir de moléculas orgánicas que puedan convertir la energía del Sol en energía eléctrica. Esto ayudaría a solucionar la demanda energética de la sociedad moderna y a reducir los efectos adversos que produce la energía obtenida de la combustión fósil.
Doctor en ciencias químicas y profesor e investigador de la Facultad de Química de la UNAM, empezó analizando la estructura cristalina de celdas metálicas hechas con aleaciones. Aunque la cuántica es abstracta y complicada, con el desarrollo de potentes computadoras se ha convertido en una técnica adicional de la química; gracias al análisis instrumental y a la experimentación se podrían producir aleaciones y diversos materiales.
Actualmente está dedicado al megaproyecto de Energía Limpia de la Universidad de Harvard, integrado por cerca de 40 investigadores de todo el mundo y por 26 del subproyecto de México. Señala que la energía se obtiene de moléculas orgánicas hechas de carbono, hidrógeno, oxígeno, azufre y fosforo, que tienen la capacidad de absorber radiación electromagnética y convertirla en corriente eléctrica mediante el efecto fotovoltaico; es decir, convierten la energía solar visible en energía eléctrica. Su participación en este proyecto es aportar predicciones basadas en modelos y teorías sobre este fenómeno para obtener aplicaciones directas.
A su alumno Alan Aspuru, hoy profesor de Harvard, se le ocurrió crear celdas fotovoltaicas a partir de las moléculas orgánicas; para ello era necesario calcular estadísticamente en la computadora las propiedades electrónicas de tres millones de ellas. Lograrlo parecía imposible pues tomaba tres días hacer los cálculos para una sola molécula y entonces hacerlos para todas requería nueve millones de días. Aspuru consiguió con la compañía IBM que 100 000 usuarios prestaran su procesador cuando no usaran la computadora, y así en alrededor de cuatro años se terminaron los cálculos para tres millones de moléculas. Después procedieron a jerarquizar las primeras 100 moléculas y ahora cinco grupos de químicos mexicanos de diferentes instituciones sintetizarán 40 moléculas por año, hasta llegar a 200. Con las computadoras podrán ver si la predicción teórica corresponde estadísticamente a la realidad, ya que con estas moléculas otro grupo de investigación fabricará aparatos para hacer celdas fotovoltáicas buscando lograr un récord de eficiencia energética. El sueño de Carlos es que las predicciones teóricas concuerden con las pruebas experimentales y que las celdas fotovoltaicas sean eficientes más del 11%.
Carlos no era bueno en los deportes pero leía mucho; sus padres lo motivaron a leer a Emilio Salgari, Julio Verne, Mark Twain y Jack London, entre otros. Hoy trasmite a su hija su gusto por los libros, los museos, la fotografía, el arte, la música y los viajes. Cuenta que llegó a la química por su maestra de segundo año de preparatoria, quien lo hizo enamorarse de la estructura de la materia. En la Facultad de Química tuvo la fortuna de encontrarse con los doctores Alejandro Pisanty, Andoni Gárritz y Jaime Keller, extraordinarios teóricos cuánticos y decidió hacer lo que ellos hacían. Para 1994 ya tenía un doctorado y dos posdoctorados en universidades estadounidenses y varios proyectos de investigación en química cuántica.
A Carlos le apasiona también formar jóvenes químicos, reflexionar sobre ciencia y política científica (es autor del libro, El mundo finito, desarrollo sustentable en el siglo de oro de la humanidad, FCE-UNAM-FQ, México 2010), participar en programas de televisión, escribir artículos y dar conferencias. Ha sido parte del Consejo Universitario y también jurado del Premio Universidad Nacional y del reconocimiento Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos.
Este reconocido investigador invita a los jóvenes a que estudien cualquier área del conocimiento, pues todas son atractivas y generan entusiasmo.
Personalmente
Virtud
Sé integrar ideas creativamente.
Defecto
Soy distraído.
Proyecto artístico
Le tomo a mi hija una foto cada mes desde que nació hace ocho años y formo collages. Ya llegué a la foto 100.