¿Quién es? 231

Raúl Guillermo Enríquez Habib

Anayansin Inzunza

Foto: Arturo Orta

En tercero de secundaria una maestra enseñó a Raúl Enríquez que la química era cautivadora y desde entonces dedica su vida a esta área científica. Lo que más le atrae de la química es el misterio del comportamiento de las moléculas, ver cómo se transforman las sustancias y los efectos de esta transformación, señala el doctor por la Facultad de Química de la UNAM y posdoctorado en la Universidad de Essex, Inglaterra.

Enríquez tuvo excelentes maestros en la Facultad de Química, entre ellos el Premio Nobel de Química Mario Molina. En 1973 cursó un posdoctorado sobre la resonancia magnética del carbono 13, que sirve para identificar sustancias o conocer su estructura sin destruirlas. Al regresar de Inglaterra formó parte de un grupo multidisciplinario que fundó el Instituto Mexicano para el Estudio de Plantas Medicinales, que aplicó la química, la fitoquímica y la resonancia magnética nuclear para investigar la medicina natural, campo de estudio en el que México junto con China e India, está entre los primeros del mundo. El trabajo de ese grupo fructificó en el Centro Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social, que posee el herbario más rico y especializado en flora médica del país, con más de 8 000 ejemplares, así como una Unidad de Investigación Biomédica dedicada al estudio de la flora medicinal mexicana.

La metodología analítica principal que emplea en sus investigaciones es la resonancia magnética nuclear, que permite estudios profundos en campos como la nutrición, la agronomía, la farmacología y la química del petróleo.

La resonancia magnética nuclear se basa en una propiedad de los núcleos de ciertos átomos que los hace comportarse como si fueran un pequeño imán y absorber energía ante un campo energético. La energía que absorben es de una radiofrecuencia muy baja que se percibe en el entorno y con la cual es posible estudiar la mayoría de las estructuras químicas de las moléculas sin dañar las sustancias. Una vez conocidas las estructuras químicas de las plantas responsables de los efectos farmacológicos es posible modificarlas y mejorarlas para aminorar problemas digestivos, respiratorios, cutáneos y reproductivos, entre otros.

Además del estudio de plantas medicinales mexicanas, Raúl Enríquez se dedica a la búsqueda de nuevas sustancias bioactivas en el campo de la salud. En 1994 recibió el Premio Nacional de Química y en 2009 la distinción de Profesor Honorífico por la Universidad de Arkansas, Estados Unidos. Para él aprender ciencia es una experiencia que retroalimenta el deseo de saber más y comprender mejor el mundo. La recompensa es ver cómo un joven desarrolla su propia creatividad y egresa con nuevos conocimientos. Para abatir el rezago en la formación de científicos se necesita un gobierno responsable, una comunidad científica activa y una sociedad receptiva; la sociedad que desea un futuro mejor debe aprovechar el conocimiento que produce su comunidad científica y que tiene gran potencial de beneficio social, concluye el científico mexicano.