4 de diciembre de 2024 4 / 12 / 2024

¿Quién es? 287

Luis Medrano González

William Cruz

Retrato: Arturo Orta, fotos: cortesía Luis Medrano González

El conocimiento sobre los mamíferos marinos y su conservación.

En el año 2008 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza añadió a su lista roja al manatí antillano por considerarlo especie vulnerable; su principal amenaza son los humanos y sus actividades. “México cuenta con 52 especies de mamíferos marinos, lo cual lo posiciona como uno de los países más ricos en el mundo, sobre todo en el golfo de California”, comenta el doctor Luis Medrano González, quien está a cargo del Laboratorio de Mastozoología Marina de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Ahí se orquestan y suman esfuerzos para el conocimiento y la conservación de estos animales.

Como parte de su labor docente Medrano forma a estudiantes que, como él, se han interesado por los mamíferos marinos y su interacción con nuestra especie. Entre sus muchas actividades imparte algunas asignaturas como evolución y mamíferos marinos para estudiantes de licenciatura y posgrado, y ha dirigido diversos proyectos tanto en el interior de la República Mexicana como fuera del país. Si bien ha trabajado con varias especies, se destacan sus aportaciones relativas a la Megaptera novaeangliae, la ballena jorobada, el segundo animal más grande del planeta después de la ballena azul y una de las especies que frecuentan las aguas de nuestro país.

¿Cómo es su trabajo con mamíferos marinos?

Siempre me interesó el mar como parte de un anhelo por los espacios abiertos, por explorar, por ir lejos. El mar me proporcionaba eso, una oportunidad de perderme en la inmensidad azul. Trabajar estudiando a los mamíferos marinos ha sido una oportunidad para cumplir ese anhelo. Me formé en genética de poblaciones y fue en mis estudios de doctorado cuando pude aplicar ese conocimiento con las ballenas jorobadas. Poco después la Facultad de Ciencias me contrató para dirigir un laboratorio en donde hemos hecho lo que se puede con lo que tenemos, y no todo lo que nos gustaría. Hemos realizado mucho trabajo de campo, recolectando material biológico y fotográfico, y desarrollando protocolos que nos han permitido analizar un largo registro de observaciones en el mar. Nos dedicamos a estudiar la ecología de la mastofauna marina mexicana, es decir, a analizar su diversidad y sus patrones de abundancia y distribución en el espacio y en el tiempo. Colaboramos con instituciones de gobierno en asuntos relacionados con la conservación.

Moby Dick (1851) es una novela famosa que narra la persecución de un cachalote blanco. Resulta interesante que su autor se refiera a la ballena como un pez y no como un mamífero. ¿Considera que existe esa confusión en el público?

Pienso que Herman Melville trata esa confusión como un recurso literario, puesto que es estrictamente un gran pez y no una ballena el que se traga a Jonás en la Biblia y de la cual Moby Dick es una alegoría, como lo es también Pinocho. Es clara la distinción entre peces y cetáceos al menos desde Aristóteles en el siglo IV a. C. y sin duda Melville lo tenía muy presente porque lo discute y concluye que las ballenas son peces solo porque lo dice la Biblia. Las ballenas, delfines y focas, entre otros, son mamíferos porque tienen glándulas mamarias, respiran con pulmones y tienen placenta, entre otras características. Probablemente los niños y las niñas de muy corta edad puedan confundirse con ello, pero yo diría que ahora es poco probable que una persona con educación básica no pueda distinguir entre una ballena y un pez. En alguna conferencia que impartí sobre la evolución de los cetáceos escuché a un creacionista decir “no me puedo imaginar cómo un mamífero terrestre pudo haberse convertido en una ballena” y solo pensé “qué poca imaginación”. Yo veo que niños y niñas en edad escolar no tienen ninguna dificultad en comprender e imaginar ese proceso cuando se les explica. En otra conferencia que di a nivel preescolar sobre la identidad, diversidad y origen de los cetáceos, un niñito levantó la mano y exclamó entusiasmado que “¡las ballenas tienen chichis!”. Ni qué decir de la abundante evidencia paleontológica, anatómica, genética y biológica en general que sostiene el origen evolutivo de los cetáceos a partir de mamíferos terrestres, y de los numerosos materiales de divulgación que sobre eso hay en todo el mundo.

Además del origen evolutivo de los mamíferos marinos, ¿qué otros aspectos de estos animales destacaría?

Que son asombrosos por muchas razones. Por ejemplo, los cetáceos, junto con los primates y proboscídeos (los elefantes), presentan un mayor desarrollo del encéfalo comparado con otros mamíferos, es decir, tienen un cerebro más grande. Esto explica que sean animales con altos niveles de cognición y grandes capacidades de memoria. Y esto se relaciona con su gran longevidad (hasta de 200 años en el caso de las ballenas francas), que les permite acumular mucha información útil para su vida social y, con ella, la supervivencia de las manadas. Un rasgo casi único de los humanos es el lenguaje, pero varias especies, incluidos los cetáceos, pueden comprender el lenguaje humano y expresar una respuesta mediante figuras, movimientos o sonidos. Los científicos reconocen una cultura en las ballenas y otros mamíferos al observar comportamientos que se transmiten de madres a hijos o entre individuos de una misma población a través del aprendizaje; tales comportamientos incluyen estilos de caza y alimentación, de migración y relaciones interpersonales (porque debemos tener presente que son personas no humanas). Por ejemplo, delfines de diferentes manadas de la misma especie se alimentan de presas disponibles en distintos lugares; las capturan de maneras muy diversas y es frecuente que entre ellos haya cooperación coordinada de tareas específicas para alimentarse todos. La división del trabajo y el reparto del alimento fueron rasgos primarios de la conducta y la ecología que marcaron también la evolución de los seres humanos.

La célebre orca Keiko le dio vida a Willy, el protagonista de la película Liberen a Willy (1993), una historia que retrata la empatía que un niño siente hacia una orca que también fue alejada de su familia. La película tuvo tanto impacto en el público que se filmaron tres secuelas, en una de las cuales Keiko ya no aparece. Sin embargo, su fama va más allá de eso pues fue la primera y única orca que vivió en cautiverio y retornó a su hábitat natural. ¿Qué sabe del caso?

La historia de Keiko es muy triste porque fue capturado desde muy joven, casi recién destetado. Estuvo un largo tiempo en cautiverio hasta que llegó a la Ciudad de México al parque de diversiones que por entonces se llamaba Reino Aventura (ahora Six Flags). A partir de la presión civil desatada por Liberen a Willy se emprendió un ambicioso, costoso y prolongado plan para readaptarlo a la vida libre, y luego lo enviaron a Islandia para que se reintegrara a su manada, pero Keiko nunca logró volver a ella; se le veía solo en las aguas cercanas a un pueblo de pescadores hasta que un día amaneció muerto en una playa de Noruega. Probablemente este ha sido el mayor fracaso en la reintroducción de cetáceos cautivos a la vida libre.

Conociendo la historia de Keiko ¿cuál es su opinión respecto al cautiverio de mamíferos marinos?

Este es un debate muy importante; en lo personal pienso que no deberíamos tener mamíferos marinos cautivos, especialmente cetáceos. Sin embargo, es necesario que los acuarios tengan la capacidad para poder mantenerlos temporalmente en semicautiverio, sobre todo cuando necesiten atención y cuidado después de un rescate. Durante este tiempo se puede aprovechar la estancia de los animales para desarrollar programas de educación científica y ambiental, no para hacer espectáculos circenses. Por ejemplo, el Acuario de Veracruz tiene una importante historia de rescate de manatíes que han sido reintegrados a la naturaleza y a los que se ha exhibido ante el público con información básica sobre su biología y su conservación.

Pero también debo decir que es muy difícil que muchos mamíferos marinos que actualmente están cautivos o que han sido rescatados sean reintroducidos a su hábitat, por lo cual es necesario contar con la capacidad para que estos animales puedan vivir en condiciones de cautiverio adecuadas. Nuestra sociedad y sus instituciones tienen que tomar una postura activa para rescatar mamíferos marinos, curarlos y luego reintegrarlos a su medio natural, dado que muchas de las circunstancias que los ponen en peligro son consecuencia de la actividad humana.

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