¿Quién es? 313
Chantal Loyzance
Gloria Valek

Ilustración: revista ¿Cómo ves?
- Es ingeniera química y maestra en ciencias forenses y criminalística. Se dedica a la investigación y docencia de la dactiloscopía en la UNAM.
- Con la dactiloscopía se pueden identificar personas mediante impresiones dactilares que dejan las yemas de los dedos de manos y pies al tocar objetos o impregnarse de colorantes.
- De la medicina forense le intrigaban las motivaciones —lo que lleva a alguien a cometer delitos— y entender el contexto en el que ocurren los hechos.
- Las herramientas teóricas sobre las huellas dactilares cobraron sentido cuando entendió la importancia de estos rastros para la búsqueda e identificación de personas desaparecidas y para nombrar a aquellos sin vida, sin voz.
- Lo más difícil de su profesión es aprender a enfrentar la muerte, pues no existe un protocolo para aceptar la pérdida.
- Es buena para organizar espacios, proyectos, experimentos y todo lo que implique planeación; el orden le genera tranquilidad. Es mala para contextos rurales o de campo. Eso de ser exploradora no es lo suyo…
- Disfruta la academia y apoyar a los alumnos en cuestiones técnicas, científicas y logísticas. Le encanta el laboratorio, pues es una experimentalista nata. Su pasión es la criminalística, disciplina que, de la mano de la química, la genética y la toxicología, permite comprobar si hubo delito y cómo y quién lo perpetró.
- Su deporte preferido es el básquetbol y su mascota es Luna Mauricia, una gatita que todos los días le da cariño.
A la búsqueda e identificación de huellas humanas
En un momento en el que en México hay miles de personas desaparecidas y un sinfín de crímenes sin resolver, dentro de Ciudad Universitaria ubico la Escuela Nacional de Ciencias Forenses (EnaCiF-unam), edificio donde trabaja Chantal, ingeniera química y maestra en ciencias forenses y criminalística. Ella es investigadora y profesora de dactiloscopía, disciplina que se aplica para identificar personas por cualquier impresión por fricción de huellas de la piel, particularmente de los dedos.
Explícanos en qué consiste la dactiloscopía
En términos simples es el estudio de las huellas o impresiones dactilares que suelen dejar las yemas de los dedos al tocar objetos o al impregnarse con materias colorantes. Su utilidad en la aplicación forense y en la definición de los estándares para esclarecer delitos e identificar personas desaparecidas radica en que son únicas, pues ni siquiera los gemelos idénticos u homocigóticos comparten las mismas huellas dactilares.
¿Cuáles son otros de tus intereses?
La interdisciplinariedad. De la mano de áreas apasionantes como la genética, la odontología y el análisis de voz, entre otras, participo en la conformación de datos biométricos basados en comparaciones eficaces del rostro, huellas, dientes y todo lo que pueda ayudar a describir y reconocer a la población mexicana, así como aportar elementos de confiabilidad para la valoración de pruebas científicas.
Estudiaste ingeniería química y te especializaste en ciencias forenses…
Sí, desde chica me gustaba la química y me intrigaba la cuestión forense pero no sabía cómo combinarlas… Acabé estudiando primero ingeniería química, pues me pareció multidisciplinaria y de gran alcance: de reacciones en laboratorio en condiciones controladas a la producción a gran escala. Además, desde la ingeniería química podía dedicarme a muchas cosas y entenderlas a fondo. De la medicina forense me intrigaba la parte de la anatomía y el complejo funcionamiento del cuerpo humano. Pensé incluso en estudiar psicología para comprender la razón y el pensamiento humano que lleva a alguien a cometer actos delictivos; sin embargo, desde la química, y posteriormente la criminalística, puedo investigar hechos y entender los detalles, el qué, quién, cómo, dónde, cuándo y por qué de los hechos.
Muchos nos hemos fascinado con las series de televisión sobre identificación de crímenes y criminales, ¿qué tanto influyeron en ti esos programas?
No tanto, pues yo ya estaba adentrándome en el mundo de las ciencias forenses cuando se pusieron de moda esas series, que, por cierto, están alejadas de la realidad, ya que los instrumentos y equipos de tecnología perfecta no existen, o bien no son los que usamos en nuestras investigaciones; además los capítulos siempre siguen el mismo patrón y se resuelven de la misma manera…
¿Qué ideas de las ciencias forenses cambiaron tu forma de ver el mundo?
Con la maestría adquirí varias herramientas que me proporcionó la teoría —por ejemplo, las huellas dactilares como elementos indispensables en la identificación de personas—, pero todo cobró sentido cuando experimenté su gran utilidad, particularmente en las condiciones de emergencia forense que atraviesa México. Como una cubetada de agua fría, entendí su importancia para la búsqueda e identificación de personas desaparecidas y no localizadas, y el enorme reto de dar un nombre a aquellos sin vida, sin voz.
¿Qué te atemoriza cuando te enfrentas a un problema y cómo tratas de resolverlo?
Justo no tener pleno conocimiento sobre lo que estoy tratando y cómo abordarlo; siempre da nervios pero una vez que me adentro en el tema y desmenuzo los detalles lo demás fluye. Y para resolverlo, lo primero es identificarlo, conocerlo, buscar y analizar sus causas y, con eso en mente, ponderar las opciones más factibles y efectivas para solucionarlo, definir planes de acción y poner manos a la obra.
¿Qué es lo que más trabajo te ha costado aprender en tu profesión?
Aunque suene raro, lo más difícil siempre es enfrentar la muerte, pues, a pesar de que es un proceso natural, no existe un protocolo o receta para afrontar la pérdida, la ausencia, el hueco, tal vez por la carga emocional que conlleva, que en cada persona es distinta.
¿Para qué eres muy buena y para qué muy mala?
Soy muy ordenada, tanto con cosas como en espacios, proyectos, experimentos, planes y todo lo que implique orden. Aunque puedo adaptarme a ambientes desordenados, el orden me genera tranquilidad y me disgusta ver mi casa u oficina en caos. Soy mala para contextos rurales o de campo, eso de ser exploradora no es lo mío, aunque los retos me gustan y termino llevándolos a cabo…
¿Qué es lo que más disfrutas como académica de la ENaCiF?
La vida académica es interesante, pues cada proyecto, congreso, clase y sus retos son distintos. Disfruto ver a los alumnos crecer intelectualmente, sobre todo cuando los acompaño hasta culminar con su titulación, cuando revisamos dudas, cuando los apoyo en cuestiones técnicas y científicas pero también logísticas, cuando los ayudo a resolver problemas, echar a andar protocolos, hacer “magia” en el laboratorio… como ingeniera química llevo la experimentación en el corazón.
Desde la química te atraía la parte forense, generalmente asociada a la medicina y al derecho…
Sí, durante la carrera en ingeniería química busqué temas relacionados con “criminalística y criminología”, y apenas pude entré de oyente a clases de criminología en la Facultad de Derecho de la unam porque quería saber sobre la ciencia que estudia las causas y circunstancias de los delitos y la personalidad de los delincuentes. Fue después cuando entendí la diferencia con la criminalística, que estudia científicamente un hecho sometido a investigación criminal para descubrir o comprobar si hubo delito y cómo y quién lo perpetró. Años después, ya trabajando como ingeniera química, hice un diplomado también en la Universidad: empecé a meterme al área de criminalística e hice prácticas de huellas de calzado, me adentré en temas de búsqueda y localización de indicios en sitios y lugares específicos… Eso es lo que me cautivo.
¿Por qué es importante estudiar ciencias forenses?
Bueno, hoy son una gran herramienta para las instituciones dedicadas a la impartición de justicia y para ayudar a resolver problemas urgentes como la búsqueda de personas desaparecidas. Contribuyen a agilizar el curso de las investigaciones, les dan sustento y proporcionan resultados confiables a través del análisis riguroso de pruebas. Estamos capacitados para realizar investigaciones científicas sobre hechos delictivos y obtener datos de causas, culpables y víctimas.
¿Dónde trabajan los científicos forenses?
Depende del área de especialidad. Puede ser en laboratorios, oficinas, en lugares de presuntos delitos o donde ocurrieron accidentes; ahí se obtienen datos y pruebas a partir de la observación y el análisis cuidadoso. Las pruebas pueden ser analizadas en áreas como la antropología, la entomología o la toxicología para esclarecer los hechos y ser de utilidad para abogados y fiscalías.
¿Cómo surge la carrera?
Existía la necesidad de contribuir a la prevención de delitos y la Facultad de Medicina de la unam asumió el compromiso y construyó un edificio para la nueva carrera, que sería después independiente… Desde hace dos años ya lo es y en 2024 se duplicó la matrícula para formar científicos forenses con conocimiento multidisciplinario de áreas como medicina, derecho, psicología, química, estadística y criminalística.
Y hoy es una de las nuevas carreras de la unam. ¿Cuál es el perfil de sus alumnos?, ¿forman también peritos?
Ingresan alumnos por pase directo aceptados en licenciaturas de las facultades de Derecho, Medicina, Química, Psicología y Filosofía. La unam no forma peritos; ellos se capacitan en las fiscalías a través de una formación técnica específica para intervenir sitios donde pudieron haberse cometido delitos. En ciencias forenses además de la investigación del lugar, estudiamos de manera integral cómo se cometió la falta, qué detonó la agresión o delito, cuál es el papel de los intervinientes y cuál fue el contexto.
¿Cómo es un día de trabajo para ti?
Me dedico al estudio de huellas dactilares pero también a la docencia, a dirigir y asesorar tesistas y alumnos de servicio social, a preparar clases y trabajar en cursos extracurriculares. Uno de ellos es el del Protocolo Minnesota, que es modelo para la investigación de muertes ilícitas o de sospecha de desaparición, recomendado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas. Con este modelo se puede capacitar a familiares y víctimas para asegurar la efectividad de los procesos de investigación y los derechos humanos de los involucrados.
Desde la academia participamos en proyectos como el Diplomado en Búsqueda de Personas Desaparecidas o No Localizadas en coordinación con la Comisión de Derechos Humanos y estamos abiertos a colaborar con diferentes instituciones para localizar, identificar y reducir los altos índices de violencia y muertes que estamos viviendo; es un trabajo multidisciplinario en el que también participa la ciencia de datos para comprender mejor el fenómeno de la desaparición de personas…
¿Comparten y divulgan conocimientos y resultados de investigación? ¿Son indispensables para enfrentar delitos?
La ENaCiF tiene distintos foros y cada dos años organiza un Congreso en Ciencias Forenses para difundir nuestros proyectos. México tiene tanto la necesidad imperante de contar con académicos y profesionales dedicados a las ciencias forenses como de la impartición de justicia. El carácter multidisciplinario de las ciencias forenses permite la colaboración entre especialistas de diversas disciplinas como la antropología, la odontología, la dactiloscopía, la entomología y la fotografía.
Otros proyectos…
Trabajo en robustecer la identificación a partir de fragmentos y de la comparación entre bases de datos biométricos y huellas en la población mexicana. También en un proyecto interdisciplinario de restauración de arte para identificar lo que parece ser una huella dactilar en una escultura y en generar materiales para borrar el estigma de que la ciencia forense es sólo muerte; trabajamos también con y para personas vivas.
En corto
- Científica favorita. Marie Skłodowska Curie, por su vocación, logros y gran corazón en tiempos difíciles, sobre todo para las mujeres.
- Personaje admirado. Gandhi, quien trataba de solucionar todo desde la paz.
- País por conocer o reconocer. Por conocer, Australia; por reconocer, Francia, de donde es mi familia paterna.
- Mascota. Luna Mauricia, una gatita que todos los días me da cariño.
- Deporte preferido. Mi pasión es jugar básquetbol.
- Recomendación. Seguir exposiciones como “Duelo colectivo, a quién le lloras”, de la artista Elena Martínez Bolio, que busca mantener viva la memoria de las desaparecidas y víctimas de feminicidio.