¿Quién es? 51
Teófilo Herrera
Karla García Ramírez
Foto:
El mundo de los hongos
La vida de Teófilo Herrera, explorador de selvas y bosques, y especialista en micología, bacteriología y parasitología, está llena de interesantes anécdotas con hongos gigantescos, nauyacas, tigrillos y hasta pláticas con la chamana mazateca María Sabina.
Teófilo Herrera nació en la Ciudad de México, en 1924. Desde su adolescencia sentía una profunda curiosidad por desentrañar los misterios de la naturaleza, de ahí que a los 18 años decidiera cursar dos carreras en forma simultánea: biología, en la UNAM y química, en el Instituto Politécnico Nacional.
Como estudiante siempre destacó por su perseverancia, y como académico llegó a ser presidente fundador de la Sociedad Mexicana de Micología y hoy es un pilar de la investigación científica que se realiza en el Instituto de Biología de la UNAM. Ha publicado cientos de artículos y dictado conferencias en varios países, entre ellos México, Estados Unidos, Francia y Alemania. “Siempre me gustaron las plantas y los animales, observar a través del microscopio aquellos detalles que no vemos a simple vista. Dentro de la vastedad de la naturaleza me interesó, en especial, el estudio del reino fungi, es decir de los hongos, de los cuales existen más de un millón de ejemplares. Los hongos, además de ser estéticamente bellos, son fundamentales para la conservación del ambiente. Si no existieran sería imposible el crecimiento de árboles y plantas. Gracias a ellos no sólo se desintegran todos los desechos de la basura, también se han descubierto las curas de muchas enfermedades. Nada menos que la penicilina surgió de un hongo (Penicilium notatum)”.
En el área de la micología, las investigaciones de Herrera se han centrado en hongos comestibles, ácidos orgánicos, enzimas y antibióticos. Se le considera además un erudito en microbiología de alimentos y bebidas fermentadas indígenas (como pulque, tepache y tesgüino). Y es incansable; recientemente lo picó un enjambre de abejas africanas en una reserva de la biosfera, mientras colectaba hongos.
Sobre su trabajo señala: “Me siento honrado de formar parte de la UNAM. Se trata de un ambiente agradable donde hay mucha libertad de acción y aprendizaje. Ojalá esto anime a los jóvenes a interesarse por la ciencia. Cuando científicos notables como Pasteur o Darwin terminaron su obra o murieron se creyó que ya habían hecho todo. Eso no es cierto, la ciencia es el arte de buscar la verdad y requiere de continuidad en el conocimiento”. Considera que así como la física fue la ciencia que más se desarrolló en el siglo XX, en la actualidad la biología está pasando por un gran momento.
Entre otras distinciones, Teófilo Herrera ha recibido cuatro veces la Medalla por la Labor Académica y fue nombrado investigador emérito de la UNAM. Detrás de estos logros está una de sus pasiones: “La naturaleza es algo que me conmueve. Me basta ver un árbol frondoso, la Luna o la puesta del Sol para ser feliz. Soy un amante de la vida que sufre cuando talan selvas y bosques, atentando contra la existencia misma”.
Personalmente
Autorretrato. No puedo definirme. A veces creo que queremos conocer mucho y no logramos conocernos a nosotros mismos.
Pasión. La naturaleza y el arte. Creo que no hay una barrera tangible entre el arte y la ciencia. Ambos son fundamentales para la humanidad.
Pasatiempos. Explorar bosques, escuchar música clásica y popular, viajar y visitar museos. Me fascina ver escultura y pintura. También saber de arqueología.
Arte. Los pintores impresionistas. También, Leonardo Da Vinci, Giotto, Miguel Ángel.
Autores. Los clásicos españoles, griegos y romanos, al igual que la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz, Amado Nervo y Díaz Mirón. Aunque no tengo mucho tiempo, todos los días leo por lo menos un fragmento.