Ráfagas 277
Ráfagas
Martha Duhne
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La lucha contra el sida
El 1 de diciembre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, decretado por la ONU desde 1988. Esta celebración nos invita a pensar en lo que aún se requiere para controlar esta pandemia y el estigma, la discriminción y los estereotipos que todavía existen en torno al sida y al causante, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Se calcula que 79.3 millones de personas contrajeron el VIH desde el inicio de la pandemia de esa enfermedad, y alrededor de 32 millones han fallecido a causa de enfermedades relacionadas con el sida. Tan solo el año pasado fallecieron 680 000 por esta causa.
Actualmente cerca de 37.7 millones de personas viven con el VIH. De acuerdo con datos oficiales, 27.5 millones (74 %) tiene acceso al tratamiento, lo que es un importante aumento si lo comparamos con la cifra de 7.8 millones que se calcula lo tenían en 2010.
En México se reportó el primer caso de sida en 1983. Se estima que para finales de 2020 en nuestro país vivían 340 000 personas con VIH.
La Organización Panamericana de la Salud en América Latina alerta que el número de casos nuevos de infección por VIH registró un incremento de 21 % de 2010 a 2019, un foco rojo y una clara indicación de que hacen falta campañas de información y reforzar la idea de que el riesgo de contraer VIH sigue presente y es necesario continuar con las medidas para evitarlo.
La pandemia de COVID-19 vino a agravar los problemas de salud que afectan a las personas que viven con VIH. Estudios recientes en Inglaterra y en Sudáfrica revelaron que el riesgo de morir por COVID-19 entre las personas con VIH era el doble que entre las personas que no lo tenían. Esta realidad, grave en todo el mundo, es más dramática en los países del África subsahariana, donde actualmente viven dos tercios de las personas con VIH, si tomamos en cuenta que en julio de 2021 menos del 3 % de los habitantes del continente africano habían recibido al menos una dosis de la vacuna contra la COVID-19.
Debido al confinamiento resultado de la pandemia de COVID-19 se interrumpieron las pruebas para detectar el VIH, lo que ha provocado una disminución en el número de diagnósticos y de personas que, una vez diagnosticadas, empiezan su tratamiento. Este último no cura la infección, pero sí controla la replicación del virus y el desarrollo del sida.
Como el SARS-CoV-2 y otros virus, el VIH no va a desaparecer. Tenemos que aprender a vivir con ellos y seguir con las medidas preventivas, exigir campañas de información y vacunación (en caso de haber vacuna) y abasto gratuito y universal de los medicamentos necesarios.
Aún no existe una vacuna contra el VIH, pero las personas infectadas con este virus se pueden beneficiar de las vacunas contra otras enfermedades que pueden agravar su situación.
El sida no ha desaparecido. Tan solo el año pasado 680 000 personas fallecieron por enfermedades relacionadas con este síndrome, cuya causa es el virus de la inmunodeficiencia humana.
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Conservar el jaguar en México
Un equipo de científicos mexicanos llevó a cabo dos censos nacionales del jaguar con el fin de identificar las medidas críticas que deben tomarse para conservar la especie.
La pérdida de biodiversidad causada por actividades humanas es uno de los problemas más graves que enfrentamos actualmente, con poblaciones enteras que desaparecen cada año. Globalmente, la disminución en las poblaciones de grandes felinos ha sido dramática. Por ejemplo, queda solo 6 % del área de distribución original del tigre, 17 % de la del león africano y 2 % de la de los leones asiáticos y los guepardos. El resto de los grandes felinos se encuentran en situaciones similares. El jaguar, Panthera onca, es uno de los mamíferos carnívoros más amenazados del continente americano.
El primero de los censos se llevó a cabo de 2008 a 2010 en 13 localidades y el segundo de 2016 a 2018 en 11 localidades de las regiones del país donde ha vivido el jaguar históricamente. Los investigadores reportan la presencia de jaguares de Sonora a Chiapas en el Pacífico, y de Tamaulipas a la península de Yucatán en la costa este. Encontraron también que el área idónea como hábitat del jaguar aumentó de 2010 a 2018 en 20 %, en especial en el norte, en zonas áridas de Sonora y Sinaloa, y disminuyó en los bosques tropicales de la península de Yucatán. Y es en esta península donde se encuentran las poblaciones más grandes de jaguar, cerca de 2 000 de los 4 800 individuos que calcularon en el último censo en toda la República.
Los especialistas desarrollaron la Estrategia Nacional para la Conservación del Jaguar, en la que plantean acciones como la protección de corredores biológicos y la identificación de áreas prioritarias para la conservación, la resolución de conflictos entre humanos y jaguares, y el desarrollo de leyes y políticas públicas. Esta estrategia es el marco del programa de conservación del jaguar del gobierno mexicano.
Nia Ran01.
Inmunidad y reinfección por SARS-CoV-2
Millones de personas se infectaron con el SARS-CoV-2, el virus causante de la COVID-19, y adquirieron inmunidad contra este, pero es muy pronto para saber cuánto tiempo dura. Un equipo de investigadores estudió la genética de varios coronavirus endémicos, es decir, que siguen circulando en ciertas regiones, y compararon su comportamiento a largo plazo, incluyendo cuánto dura la inmunidad de las personas infectadas por esos virus, para intentar predecir la del SARS-CoV-2.
Para el estudio usaron coronavirus similares al SARS-CoV-2: el que produce el síndrome de Oriente Medio, MERS-CoV, así como los catalogados como HCoV-229E, HCoV-OC43 y HCoV-NL63, con los que realizaron análisis genéticos comparativos. Estudiaron el descenso en los niveles de anticuerpos de las personas infectadas con estos virus a lo largo del tiempo, las probabilidades de reinfección y los tiempos previstos para la reinfección después de la recuperación. Con esta información estimaron el valor de las mismas variables para el SARS-CoV-2.
Los resultados sugieren que puede ocurrir una reinfección de SARS-CoV-2 entre tres meses y cinco años después de la primera infección y la reacción máxima de anticuerpos, con una media de 16 meses.
El plazo de reinfección en personas que tuvieron la enfermedad es fundamental para tomar decisiones en materia de salud pública. Por lo pronto hay que, mantener las medidas que frenan la transmisión.
Eucalyp/Noun Project.
¿Qué nos hace humanos?
Nuestro pariente evolutivo más cercano es el chimpancé, especie viva con el material genético más parecido al nuestro. Para entender en qué radican las diferencias con estos primates, un equipo internacional de investigadores encabezado por Johan Jakobsson de la Universidad de Lund, Suecia, realizó estudios genéticos en lo que se conoce como ADN basura. El genoma se ha dividido en dos: uno con las instrucciones para la producción de proteínas, y que por tanto participa en todas las funciones de la célula, y el resto, que es la mayoría, que no tiene esas instrucciones; se trata de largas cadenas de ADN denominado no codificante, o “basura”.
Los investigadores reprogramaron células de la piel de chimpancés y humanos para convertirlas en células nerviosas del cerebro y de esta forma entender su desarrollo.
La técnica para transformar células especializadas en células pluripotenciales y reprogramarlas para que desarrollen cualquier otro tipo de célula les valió a Shinya Yamanaka, de Japón, y a John B. Gurdon, de Gran Bretaña, el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2012.
Los investigadores estudiaron las células nerviosas de ambas especies y encontraron que los humanos y los chimpancés usan secciones del ADN de forma diferente, lo que parece explicar las diferencias en el desarrollo y funcionamiento del cerebro de cada especie. Lo más inesperado es que estas diferencias se encontraron en el ADN basura, lo cual, en palabras de Jakobsson, implica que “las bases de la evolución del cerebro humano son mecanismos genéticos que probablemente son mucho más complejos de lo que se pensaba”. Los resultados de esta investigación se publicaron en la revista Cell Stem Cell el 7 de octubre.
Sam Mino/Pixabay.
Descubren cientos de sitios arqueológicos con tecnología láser
Un equipo internacional de investigadores, entre ellos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía y del Instituto Nacional de Antropología e Historia, ambos de México, dio a conocer en la revista Nature Human Behaviour que identificó 478 sitios arqueológicos rectangulares o cuadrados, posiblemente construidos entre el 1500 y 400 a. C., en lo que fue en distintas épocas territorio olmeca y maya. Para llevar a cabo este descubrimiento usaron tecnología LIDAR, del inglés laser imaging, detection and ranging (imagen, detección y distancia por láser). Los investigadores instalaron un equipo láser en un avión y obtuvieron imágenes tridimensionales de la superfice, cubierta de tierra y vegetación. Además de hacer los mapas, los investigadores excavaron en pequeñas áreas para fechar las construcciones.
El mismo grupo de científicos, dirigido por Takeshi Inomata de la Universidad de Arizona, reportó en junio de 2020 el hallazgo del sitio maya de la Aguada Fénix, en el estado de Tabasco, cerca de la frontera entre México y Guatemala. También detectaron una construcción rectangular desconocida hasta ahora en el sitio de San Lorenzo, Veracruz, considerado como la capital de los olmecas, donde se localizan 10 de las 17 colosales cabezas olmecas.
La orientación y configuración espacial de las ciudades se considera un elemento esencial de las civilizaciones prehispánicas. Por esta razón, el hallazgo de que la ciudad olmeca tuviera forma rectangular, similar a los casi 500 centros mayas detectados en este estudio, nos permite entender un poco más acerca de los inicios de la cultura maya y su relación con la olmeca.
Imagen LIDAR de Aguada Fénix, Tabasco. Alfonso Bouchot.