Retos 4

Acertínale

Antonio Ortíz

La vida en Marte

En un programa de televisión sobre ovnis, hace poco un señor relató la increíble historia de cómo un platillo volador lo había raptado y llevado a Marte. Sobre su estancia en ese planeta rojo dijo que la vida ahí era de la siguiente manera: 1. La mayor parte de los seres vivos que existen no croan. 2. Los pájaros tienen pelos y son los que silban. 3. Los marcianos tienen escamas y croan. 4. Los seres que tienen plumas croan. 5. Los que no croan sólo pueden mugir. 6. No existen seres vivos además de los que no croan. ¿Cómo es la vida en Marte?

La salida de emergencia

El método “Binks” para salvamentos en caso de incendio consiste en una soga que pasa por una polea y que tiene en cada extremo una gran canasta, de tal manera que cuando una canasta baja, la otra sube. Hacia finales del siglo XIX, se recomendaba su instalación en las ventanas de todos los edificios. Sin embargo, este método tenía algunos inconvenientes: nada que pesara más de 15 kilogramos se podía bajar con seguridad en una canasta, si la otra estaba vacía; además de que 15 kilogramos era la diferencia máxima que podía existir entre ambas canastas cuando las dos llevaran peso. Algunos meses después de que este sistema fuera adoptado por un hotel, se desató un incendio y todos los huéspedes lograron escapar por las escaleras interiores, excepto el vigilante nocturno y su familia, a quienes únicamente les quedó como salida el ascensor de Binks. El vigilante pesaba 105 kilogramos, su esposa 45, el perro 30 y el niño 15. Ahora bien, cada canasta tenía capacidad para los cuatro y si suponemos que ni el perro ni el niño eran capaces de entrar o salir de la canasta sin la ayuda del hombre o de su esposa ¿cuál era la manera más eficiente para que los cuatro bajaran a salvo?

Terror en el Himalaya

Cuando un famoso alpinista intentaba conquistar las cumbres del Himalaya tuvo el siguiente problema: Un hotelero de una pequeña aldea le explicó que el sendero que conducía hasta las cumbres del Himalaya se bifurcaba: uno de los senderos pasaba por una aldea, donde la gente siempre decía la verdad. Ya de subida hacia las cumbres; había otro sendero que pasaba por otra aldea donde la gente siempre mentía, y luego se dirigía a unas trampas de nieve en donde la muerte era segura. Sin embargo, el hostelero nunca mencionó al alpinista cuál era el sendero correcto, si el de la derecha o el de la izquierda.

Al día siguiente, poco antes de la puesta del Sol, el alpinista caminaba por un estrecho sendero cuando se percató de la presencia de una persona sentada a unos 100 metros de él, justo donde el sendero se bifurcaba. Obviamente el hombre sentado en la bifurcación era de alguno de los dos pueblos, ¿qué pregunta le habrá tenido que hacer el alpinista para poder llegar a las cumbres del Himalaya? Algo más, el hostelero también le mencionó que los habitantes de ambos pueblos eran de tan mal carácter que solamente tenían paciencia para responder una sola pregunta; si alguien les hacía otra, sacaban de entre sus ropas un piolet y lo mataban.